Te habrá ocurrido alguna que otra vez: vas tan contento (o no tan contento) y subes una foto a Facebook, ya sea la cabecera, una entrada o incluso la foto de perfil, para descubrir que la imagen que has colocado, una vez insertada, se ve algo borrosa, como si hubiera perdido nitidez o si se hubiera pixelado… Sabes perfectamente que la imagen inicial tenía el tamaño suficiente como para que pierda calidad… Por si acaso vuelves a repetir la operación, siempre con el mismo resultado. ¿Qué está ocurriendo? ¿Se trata de un fantasmita informático –algún siniestro virus desconocido– que trastoca todo a su libre antojo?
Cuando subimos una fotografía, ilustración o diseño gráfico a nuestro Facebook, será reconvertida y comprimida, para aligerar peso y que la carga de las páginas sea más rápida (un aspecto fundamental a tener en cuenta, por ejemplo, cuando desarrollamos una página web). Algo similar ocurre cuando subimos un vídeo a YouTube, el original, una vez en tu canal, ya no es -normalmente- el original.
Hasta ahí bien. Pero… resulta que Facebook es más caprichoso. ¿Por qué? Por alguna inextricable razón algunas imágenes pierden nitidez y otras no. Generalmente, cuando en la imagen hay colores puros (sobre todo el rojo) o cuando hay letras sobre un color de fondo, la conversión de la imagen pierde más definición. Así que, ¿cómo hago para que mi foto, sea la que sea, se vea perfecta?
Tenemos que fijarnos en el tipo de archivo de la imagen. La mayoría son “.JPG”. Y éstas son precisamente las que dan guerra en Facebook. En cambio, si el tipo de archivo es “.PNG”, ¡estamos salvados!, se verá idéntica al original. He ahí el truco: transformar el JPG en un PNG con un programa como Photoshop. No es necesario que subamos siempre todo en PNG (suelen pesar más), sólo las fotos destacadas (como la de la cabecera o el logotipo corporativo) o las que pierdan demasiado con respecto al archivo originario.
Pepe Martín. Colaborador de Visible Comunicación Estratégica.