Nuevo Año: ¿cuáles son tus propósitos?
Seguro que te suena: todos los años nos proponemos, al empezar el Nuevo Año, esto o lo otro. Sin embargo, en apenas tres, cuatro, cinco días, el propósito va perdiendo fuerza gradualmente y en la mayoría de los casos, en cuanto llega febrero, aquello que nos habíamos propuesto queda diluido como el jabón en el agua…
Un ejemplo: mi tío Carlos. En diciembre de hace dos años a mi pariente se le metió en la cabeza que tenía que hacer ejercicio para bajar unos kilitos. La peregrina idea que se le ocurrió fue que le regalásemos para Navidad una bicicleta estática. Pocas veces he visto a alguien tan ilusionado cuando recibió su demandado regalo el 25 de diciembre. El 1 de enero mi tío empezó con fuerza: dos horas pedaleando. Al día siguiente estuvo otro rato. No retomó hasta el 17 de enero. Y nunca más se supo. A día de hoy la bici permanece abandonada en el trastero, acumulando polvo y musarañas.
¿A mi tío le falta voluntad? No exactamente. Tendemos a pensar que lo que queremos cambiar se cumpla solo, basta con que el deseo sea fuerte y tener alguna herramienta “a mano, para cuando surja”. Identificamos la ilusión con el milagro desde épocas pretéritas. Sin embargo, aquello que deseamos conseguir, sólo tiene una manera: hay que currárselo, y de manera organizada. Esto es lo que se nos olvida.
A nosotros nos gusta plantearnos cualquier objetivo en nuestra vida privada, quizá por (de)formación profesional, como una especie de plan de comunicación:
- Primer paso: es fundamental identificar muy claramente los objetivos (en este caso lo que nos proponemos para el Año Nuevo) y que sean reales, posibles, para lo que hay que realizar un análisis certero de nuestras posibilidades. Y mucho mejor si los objetivos no son numerosos, sino condensados en dos o tres objetivos principales.
- Segundo paso: organizar y programar en el calendario una serie de acciones que nos lleven a conseguir la meta.
- Tercer paso: Que los resultados de las acciones sean medibles. Que podamos comprobar de qué manera estamos avanzamos en lo que deseamos lograr. Sólo así podremos valorar y reorientarnos sobre la marcha.
Quizá te sirva esta fórmula de planificación para alcanzar tus fines. Y si acaso no es así, ya sabes, siempre puedes volver a intentarlo el año que viene…
Pepe Martín. Colaborador de Visible Comunicación Estratégica.