Más de alguna vez te habrás planteado tener una página web para estar visible y localizable en Internet. No vamos a abundar en si es necesario o no tener sitio web. Hoy en día, si no estás en la red (ya sea en las redes sociales, en un blog o cualquier otra plataforma online, directamente no existes. ¿No te ha pasado que si por ejemplo buscas un fontanero, en lugar de preguntar a algún conocido –tal y como hacíamos antes-, vas directamente a Facebook o Google para encontrarlo? Esto es cada vez más frecuente. El “boca a boca” está siendo superado ampliamente por las búsquedas en Internet.
Si es tu caso, si has llegado al convencimiento de que necesitas una página web, aquí te pasamos algunas pautas que conviene tener en cuenta:
1. ¿Realmente necesito web?
Muchas veces, por impulso, pensamos que nos urge disponer de una web para potenciar nuestro negocio, nuestra carrera o nuestros intereses. Una página web ayuda, pero no es el único camino para presentarse “en sociedad”. Hay empresas y proyectos que funcionan perfectamente sólo con su fanpage de Facebook, sin nada más. Como en todo, primero hay que calibrar nuestras necesidades y en función de ello, determinar cuáles van a ser nuestras lanzaderas en Internet.
Sí es cierto que la web presenta un aspecto esencial y bien práctico y cómodo: es el compendio de toda la información que queremos transmitir a los internautas. Suele ser la base de operaciones donde pueden contactarnos, saber lo que hacemos y dónde encontrarnos, tanto físicamente como en nuestras redes sociales.
2. No quiero gastarme dinero, mejor me creo yo solito la página web.
No vamos a poner reparos a que desarrolles tu propia web. A día de hoy hay una oferta considerable para construir tu propia web. Desde los planes que te ofrecen las distintas empresas de hosting, hasta las plataformas y aplicaciones como Wix, Blogger, Drupal, Joomla, WordPress.., es decir, los llamados CMS.
Eso sí, un par de consideraciones:
a) La web es tu carta de presentación. Si su presencia no es seria y profesional, ya puedes ir imaginándote la primera impresión que van a llevarse de ti, de tu empresa, tus productos o servicios… Y dicen que la primera impresión es difícil borrarla…
b) Los gestores de contenido CMS suelen estar pensados para facilitar la vida de los usuarios. Suelen. Pero la realidad es muy distinta. Cualquiera que se haya aventurado en la creación de su propia web sin ser un experto en diseño o informática, sabe de qué estamos hablando. Lo que supuestamente era sencillo de manejar, comienza a complicarse más y más, llegando a auténticos quebraderos de cabeza. Y cuando nos queremos dar cuenta se nos ha ido una inmensa cantidad de tiempo en conseguir algo que no es del todo de nuestro gusto. Y al final, en la mayoría de los casos, no nos queda otra: contratar a un experto en estas lides para que nos arregle el desaguisado…
3. Mi web me la hace mi sobrino
Bien, estupendo. Es bastante usual que un familar o un amigo se ofrezca a hacernos el montaje de la web de forma gratuita. Puede que su ímpetu e ilusión nos contagie y no vacilemos en “encargarle” la labor. Pero claro, al tratarse de un favor… Y esto es lo que suele suceder: Pasan los meses y la web no está. Es un favor, ¿cómo vamos a ponernos a presionarle y “acosarle”? Y segundo: al cabo de una espera indefinida (si no hemos tenido la suerte de una espera razonable), nuestro pariente o amiguete nos presenta el trabajo y… no nos gusta. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo sugerimos con cierta delicadeza, si se trata de un favor, que quizá… la web podría mejorarse? Ya sabes el dicho: “A caballo regalado no le mires el diente”. Y al final no nos queda otra que contratar a un buen caballo de carreras, un profesional que nos ponga a punto la web que precisamos.
¿Te suenan estos puntos que hemos enumerado? ¡Cuéntanos tu experiencia al respecto dejándonos un comentario! Próximamente publicaremos más pistas a tener en cuenta sobre la creación y desarrollo de páginas web.
Pepe Martín. Colaborador de Visible Comunicación Estratégica.